Agustín Rivarola
Sabiamente ignorante 2º ed.
EDUCC

Páginas: 316
Peso: 0.636 kgs.
ISBN: 9789876263788

Así como deseamos “pastores con olor a oveja”, también necesitamos “creyentes con olor a tierra”. El olor a tierra es algo que evoca nuestra niñez, cuando corríamos descalzos y jugábamos al aire libre con toda naturalidad. También nos evoca esos largos caminos que recorríamos para llevar el Evangelio monte adentro, a los ranchos olvidados de nuestra Argentina. Esta propuesta del mes ignaciano quiere desarrollar ese tipo de discípulos misioneros con olor a tierra, transpirados por el cuidado de la creación, atentos a los más postergados del país, sin perder contacto con su propia fragilidad de niños/as. Siempre en fidelidad al texto autógrafo de San Ignacio, esta nueva edición quiere incorporar la Encíclica Laudato Si (LS), sobre el cuidado de la casa común. Allí dice el Papa Francisco que la espiritualidad debe vivirse en conexión con el propio cuerpo, con la madre tierra y con las realidades de este mundo. Sabiendo que es un intento incipiente y perfectible, se ofrecen los Ejercicios Espirituales como un camino “inseparable de la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” (LS 10). Como bien decía el jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin, “en nombre de nuestra fe, tenemos el derecho y el deber de apasionarnos por las cosas de la Tierra”.

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Así como deseamos “pastores con olor a oveja”, también necesitamos “creyentes con olor a tierra”. El olor a tierra es algo que evoca nuestra niñez, cuando corríamos descalzos y jugábamos al aire libre con toda naturalidad. También nos evoca esos largos caminos que recorríamos para llevar el Evangelio monte adentro, a los ranchos olvidados de nuestra Argentina. Esta propuesta del mes ignaciano quiere desarrollar ese tipo de discípulos misioneros con olor a tierra, transpirados por el cuidado de la creación, atentos a los más postergados del país, sin perder contacto con su propia fragilidad de niños/as. Siempre en fidelidad al texto autógrafo de San Ignacio, esta nueva edición quiere incorporar la Encíclica Laudato Si (LS), sobre el cuidado de la casa común. Allí dice el Papa Francisco que la espiritualidad debe vivirse en conexión con el propio cuerpo, con la madre tierra y con las realidades de este mundo. Sabiendo que es un intento incipiente y perfectible, se ofrecen los Ejercicios Espirituales como un camino “inseparable de la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” (LS 10). Como bien decía el jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin, “en nombre de nuestra fe, tenemos el derecho y el deber de apasionarnos por las cosas de la Tierra”.